martes, 18 de octubre de 2011

De las Nuevas Generaciones



Para empezar déjenme les cuento que la ironía que implica este escrito es que lo que voy a criticar a continuación fue precisamente lo que me dio la idea de escribirlo, lo que lo hace en cierto modo hipócrita. Afortunadamente ustedes sabrán darle el justo giro y rescataran lo que consideren debe rescatarse de la sarta de sandeces que me dispongo a escribir a continuación.

Tecnología, mujeres con cada vez menos ropa, autos cada vez más rápidos, más cómodos y más baratos, ciencia avanzando a pasos agigantados capaces de quitar la caspa en siete días y la gripe en media hora… y niños cada vez más gordos. Eso es en lo que se están transformando estas nuevas generaciones.

Porque es cierto: La juventud cada vez está más gorda. No hay eufemismo que quepa al respecto. Nada de que es porque ahora “ejercitan el cerebro”, o “es que mi niño no está gordo, esta sanote” y mucho menos aplica la de “no es gordo, es fuerte”. Lo que me viene a la mente cuando la gente dice eso es NO MAME SEÑORA (si, casi siempre es la mamá la que defiende al querubín)

Pero no es su culpa. Fue la “situación de antes” la que los formó así. Los abuelos fueron los que los hicieron pasar por tanto, y apuesto a que no fue su culpa: La situación del país en la que el afortunado era el que terminaba la primaria.

Es por eso que mucho de lo que les pasa a los niños de hoy en día es culpa de los padres, los cuales, en cuanta reunión se pueda, no paran de decir cuánto sufrieron cuando eran más jóvenes y se les va la vida explicando cuantas carencias tuvieron, cuantos kilómetros tenían que caminar, la tesis hecha a máquina de escribir, las dos raciones de comida al día y la escasa ropa con la que contaban o el único par de zapatos que les duró hasta prepa.

Ahí es donde surge la mentalidad sobreprotectora de los padres de hoy en día. El querer darle a sus hijos lo que ellos no tuvieron: Les compran en un mes, comida suficiente como para alimentar a dos niños de Afganistán durante 3 años. Les compran cuanta pendejada anuncian en la televisión que tenga que ver con aparatos electrónicos (televisiones en su cuarto, celulares, ipods, iphones, ipads)
Y en el colmo les compran los supermegatenis de futbol rápido (que se han puesto de moda últimamente) acá super cabronsísimos (y carísimos) de marcas reconocidas como Nike, Adidas, Puma y demás… cuando el pequeño ni siquiera sabe jugar.

Eso hace que los niños, inmersos en su burbuja, dirijan todo su aprendizaje a lo que tienen a la mano. Tecnología, internet y todo lo que se derive de ello…
Por eso es que vemos niños que no pueden darle una vuelta corriendo a su casa pero ya acabaron el Halo 1,2,3 y las demás versiones, que tengan en el closet el balón original de la pasada copa mundial (Jabulani) pero que no lo sepan patear, y que en el colmo de la ironía ya hayan ganado la copa del mundo en el FIFA 11 para XBOX pero no sepan siquiera como vendarse para ponerse unos tacos de futbol.

No. No son “más inteligentes” ni “más chingones” los niños de hoy. Son diferentes y eso es lo que debemos tomar en cuenta. El chiste no es criticarlos, ni decirles que son mejores que nosotros. El chiste es entenderlos y ayudarlos a complementar sus vidas. Saquen a sus sobrinos a correr, saquen a sus hijos a caminar, muéstrenles que hay muchas cosas en la vida aparte de la lap, aparte de actualizar el estatus de Facebook o urgentemente poner un tweet para decir que están aburridos. Los reto.

Porque no es por presumir, pero creo que en cierto modo mi generación (nací en 1987 así que saquen sus cuentas) aprendió a convivir con los viejos y con los que vienen. Creo que tenemos la posibilidad de “mejorar la raza”. Aprendimos tarde a usar la computadora pero ahora la dominamos, y a la vez tuvimos la suerte de jugar cuando éramos niños, esa época en donde sólo había un gordo (saludos al amigo Ocadiz) en el salón y tener relativamente mejor salud que los de hoy en día, así que sabemos lo feliz que se la puede pasar uno corriendo en un patio con un balón y otros 5 escuincles. Tratemos de mostrarlo a los que vienen. Eso, tal vez no ahora, se los terminarán agradeciendo... Res Ipsa Locutorum

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