PD: Este escrito es de hace un año... Por eso la imagen de cuando tenia cabello largo...
Aunque parezca inverosímil tengo familia, la cual tiene la bonita costumbre (específicamente mi papá) de salir de su terruño y de conocer lugares de interés en mi bonito país México.
En esta sana vía he crecido conociendo gran parte de la cultura mexicana, tanto la que aparece en los folletos como la que podría decirse “verdadera”
En esta ocasión les voy a contar lo que me paso en una semana por el estado de Oaxaca
Por principio de cuentas, cuando uno sale con la familia completa hay de dos sopas: O haces reservación en un hotel con tres años de anticipación y con confirmación cada semana, o llegas a la casa de algún conocido.
Es, y con todo respeto para los que lo hacen, estúpido llegar a una ciudad que no es la de ustedes sin más ni más (experiencia propia en la que terminé durmiendo en un cuarto de dos metros por tres con otras once personas hace algún tiempo)
El punto que en estas vacaciones (porque como estudiante aun no conozco lo que es un viaje por trabajo) fuimos a caer en la casa de un ex compañero de Normal de mi papá de nombre René
La calle, la colonia y el número de la casa si me los se pero no los voy a anotar por aquello de la privacidad, solo diré que su calle es muy tranquila y que esta relativamente bien ubicada con respecto al centro de la ciudad de Oaxaca (aquella que hace tiempo hiciera centro de atención el amigo Ulises Ruiz del cual por cierto en algún momento hablare)
Cosa curiosa: En esa casa solo desayunábamos y llegábamos a dormir (en mi caso a veces nada más a desayunar), siendo un ritual que se hizo todo el tiempo que estuvimos ahí. Era como el cuartel general o algo así.
Describiré a la familia de René porque es, como casi siempre sucede, o al menos según yo, más interesante que la mía: René es un señor de la edad de mi papá, o sea con cuarenta y tantos años, alto, moreno, cabello chino (de ese que parece como aborregado) y con un humor indestructible.
Irma, su esposa, la clásica madre que nunca deja sin desayunar a sus hijos ni porque se tenga la mayor prisa del mundo. Siempre amable y con esa personalidad que impone respeto sin necesidad de pedirlo.
Esta pareja tiene dos hijos: Alfredo y José Roberto (Bebeto para los amigos)
El primero es el mayor, 18 años, delgado y dicen que muy parecido a mi. Es maestro de batería y toca en sabe Dios cuantas bandas (frase de él), lo cual desemboca en una capacidad de sacarle sonido a cualquier objeto con los dedos y de saber de música mas de lo que yo creía que se podía saber.
Bebeto es como su seguidor aunque lo suyo es el futbol y los videojuegos con 15 años cumplidos.
Ambos tienen las facciones zapotecas que fueron heredadas de parte de René, ya que la madre es de origen inglés, básicamente una familia normal pues.
Llegamos a Oaxaca un domingo en la tarde (de mi Cuernavaca a Oaxaca son cerca de 6 horas) exhaustos y hartos porque eso de viajar estresa quiérase o no y regresamos a mi pueblo de la eterna primavera al siguiente sábado en la tarde, pero como no quiero hacerles el cuento largo les voy a resumir el asunto por los lugares que visitamos y para que se den cuenta que no siempre los lugares “turísticos” son los que uno debe visitar.
Mitla: Es conocido como “la ciudad de los muertos” porque la cultura mixteca así le puso (una que vivió hace muchas lunas atrás en ese territorio).
En los libros y por supuesto en Internet aparecen muchas imágenes, videos e información importante así que no les voy a relatar nada de eso. Solo les diré que es un bonito lugar y en donde llegamos de noche y compramos ropa “típica”
La Maldita: El lugar de mala muerte por excelencia en la ciudad de Oaxaca. Llegamos en el coche de un sujeto de nombre Poncho, que conocimos en una peda y que se ve que le tienen miedo por ahí. Cuando llegamos chifló y del suelo se levantaron dos individuos cuales momias a pedir una cerveza y a cambio nos daban cocaína. Acertamos a huir con el peaje de dos cervezas y con la promesa de parte de Poncho de no volvernos a llevar ahí de noche… salimos de ahí obviamente sin gis con cal (de lo que probablemente estaba compuesta su “cocaína”) pero si con mucho miedo.
El Estudio: No es precisamente lugar turístico porque esta dentro de la casa del amigo don René, pero fue una experiencia increíble para el que escribe dado que fue mi primer acercamiento a la batería, ese instrumento tan intenso. También conocí de cerca una guitarra eléctrica Gibson (o sea que en determinado momento me obligaron a enseñarles lo poco que se), lo cual me ha motivado últimamente a seguir con mis clases de guitarra (aquellos que estaban un poco estancadas pero que con ayuda de un amigo cercano van a reanudarse)…
Santa María Albarradas: Este lugar ha sido el más intenso que he visitado en mucho tiempo. En un solo día conocí la escuela en donde por primera vez dio clases mi papá, conocí al que fue su protector en esa época y además me adentré en el proceso de producción de mezcal (delicioso por cierto), labor a la que se dedica el señor en cuestión.
Además conocimos una roca que cuenta la leyenda con un dedo se mueve… cosa que no pudimos constatar porque no se movió. Visitamos un ojo de agua (lugar específico en donde “nace” el agua) y sobre todo: Experimentamos en carne propia lo desgarradora que puede ser la vida en la sierra de Oaxaca. Aire helado acompañado con un sol quemante. Una sociedad metida en el miedo que produce la religión y sumisa al sistema judicial (léase que cada cierta temporada los “visitan” para llevarse algo… desde un puerco hasta una muchacha). Seres simples y sin aspiraciones grandes… pero felices como nadie.
Hiervelagua: A aproximadamente media hora del pueblo anterior, hay una zona que mi padre recordaba con singular alegría porque era como un balneario natural lleno de vegetación y libre del capitalismo, el cual empezaba a entrar a Oaxaca por ahí de los setentas…
Fuimos con la firme intención de pasar un buen rato rodeados de vida natural y así. Lamentablemente el tiempo no pasa en vano y se comprobó porque al principio la calle ya estaba pavimentada… y cerrada
Así como suena: Dos comunidades le piden ayuda al gobierno para mantener ese lugar limpio y todo… y el municipio les dio una negativa, lo cual acarreó que entonces cerraran el lugar cual fuerte de San Juan de Ulúa. Para no hacerles la historia larga solo diré que quedamos a quinientos metros de la entrada, obstaculizada con campesinos armados con machetes y sabe Dios que más. Dimos la vuelta a Oaxaca con el mal sabor de boca de un plan que no se cumplió.
El centro de Oaxaca: En general es como el centro de todas las ciudades de la mal llamada “provincia”. Limpia, llena de gente, con personas vendiendo globos y más gente comprándolos. Aplica lo mismo para helados, dulces y demás.
De hecho lo único que vi diferente es el ambiente musical de la zona. Contrario a lo que muchos creen (o esperan) el sentimiento anti Ulises Ruiz esta muy extendido entre la juventud oaxaqueña, y se refleja en la música. Canciones de odio, de rebelión, de anti-gobierno… esas son las populares
Porque para esto, yo me di cuenta porque Alfredo me llevo a un toquín de jazz en un bar de nombre “Fandango”…
De entrada la decoración llena de ideas comunistas (que apuesto muy pocos entienden) y de ideas anti Ulises (de esa si saben muchos, sobre todo a los que nos tocaron los chingadazos en las calles oaxaqueñas)
Delicioso describe esa hora y media de jazz bosanova y de cerveza de barril… me impresionó ver que muchos de los que estaban ahí de alguna u otra forma eran músicos. Y al ver una pared descubrí que son muy comunes las muestras musicales, desde jazz, rock, metal… hasta música prehispánica y performance de una compañía de teatro que obviamente no conozco y que no sabría decirles su nombre… Hay buena cultura por todas partes pero permanece, como en todos lados, en el underground…
Res Ipsa Locutorum…